Sobre mí

Cuando era pequeño caminaba por la calle ajeno a las imágenes y los estímulos del mundo exterior; mi imaginación ocupaba todos los lugares y siempre iba acompañado de criaturitas y personajes que yo mismo creaba en mi cabeza.
A medida que crecía estos personajes que vivían conmigo desaparecieron de mi alrededor. De pronto me encontraba descubriendo un mundo nuevo: el mundo en el que todos vivimos, el mundo real. Sin embargo, una parte de mí recurría siempre a las imágenes de mi infancia, algo dentro tenía la necesidad de crear nuevas vidas, nuevos lugares, nuevas historias... Entonces fue cuando descubrí la escritura.
Recuerdo que lo primero que escribí hablaba de colores. ¡Qué fantasía, un niño que colorea su propio mundo! He pasado por muchas rachas desde aquel día. La poesía me llamó mucho tiempo. Más tarde hubo una transición a la narrativa. Hoy practico la escritura como parte fundamental de mi ser y busco todos sus límites y patrones. Mi objetivo va más allá de ser bueno; mi objetivo es colar una pequeña parte de mí en el duro corazón del mundo. 
Para alcanzar este objetivo trabajo cada día con mucho ahínco. He encontrado el placer en el silencio y en la lectura tranquila y relajada. Con paciencia devoro poco a poco los libros que van cayendo a mis manos aunque, por desgracia, no puedo leer todo lo que me gustaría.  No soy capaz de expresar lo que me da la lectura; ¿no os ha sucedido nunca que no queréis leer la siguiente palabra por miedo a que suceda lo que ya está escrito? ¿Nunca habéis releído una y otra vez las palabras más bellas del mundo? Yo soy incapaz de no enamorarme de los haces de luz a través de los árboles o de no dolerme con los traumas de los personajes de los libros. 
Y es que he llegado a una curiosa conclusión: escribir no es, para nada, construir. Cuando se piensa en la escritura solemos creer que es la acción de crear, de construir una historia, un personaje; lejos de eso, escribir consiste en deconstruir toda la amalgama de pensamientos, sentimientos y percepciones de nuestro día a día, escribir consiste en reflejar, en hacer constar, en sellar aquello tan especial que decidimos hacer trascender para luego, con muchas revisiones y síntesis, tal vez, crear algo que podamos decir que está construido. A diferencia de la escritura, la lectura sí es un acto de construcción. Si nos fijamos un poco en lo que hacemos a leer nos damos cuenta en seguida: estamos cogiendo muchas palabras diferentes, cada una única y las estamos juntando para crear un significado complejo. Eso es construir, ¿no creen?
Encuentro tan maravillosa la escritura que no puedo sino dedicarme a ella. Redacto todo tipo de contenidos: escribo artículos que envío a certámenes literarios, desarrollo mi mundo (del que, espero, vayáis sabiendo poco a poco más), y también he trabajado como redactor de post para posicionamiento SEO. 
Espero que disfruten de este blog y del contenido que iré subiendo. Lo hago con mucho cariño y dedicación. Muchas gracias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

AIRES PRIMIGENIOS

OBSERVACIONES DEL MUNDO PARA ESCRITORES FRUSTRADOS

LA PROPINA DEL CAMARERO